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La confianza en familia.

Posteado 28/01/2016

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Hay una sola cosa que tiene en común todo grupo humano: la confianza. Y ésta se construye y se fortalece, o se destruye, en la relación que los padres construyen con sus hijos.

La confianza es algo que se construye desde el momento en que se nace. El hecho de que el bebé sea cuidado y atendido de una manera amorosa y consistente hace que se desarrolle una confianza única en el amor que se va desarrollando primero con la madre y después se extiende al padre. Otras personas de la familia, poco a poco, se vuelven merecedoras del afecto de ese niño, más que nada porque se crea un ambiente de confianza y seguridad.

El niño entiende claramente que puede contar con sus padres, pues ellos a través del tiempo permanecen ahí siempre dispuestos a ayudar en los momentos importantes de la vida. Para mantener la confianza, además de la "permanencia del objeto" como decía Freud, también hay variables como la honestidad, el respeto, la coherencia y el amor. Un niño que se siente apreciado y querido va a ser un niño que desarrolle no sólo confianza en sus cuidadores sino que además va a tener confianza en sí mismo y en sus habilidades. Sus padres a través del tiempo le van mostrando que creen en él y que estarán ahí para validar sus percepciones y sentimientos siempre que sea necesario.

Desafortunadamente en este mundo rápido y confuso, los mensajes de confianza no llegan claramente. Los padres no pueden cumplir lo prometido, tienen conductas erráticas, las cuales vuelven al niño desconfiado y temeroso. Las rutinas, parte necesaria de la disciplina, no se cumplen. Lo mismo pasa con los límites, y el niño se confunde y no sabe bien qué pensar: "¿será que mi papá sí va a llegar a comer hoy?" "¿Será que mi mamá sí se acordó del suéter que necesito para mañana?". Todos estos interrogantes disminuyen la confianza, elemento esencial del amor y la tranquilidad que deben existir en una relación estable y sana. 

Otros peligros, como son las separaciones conyugales, ponen en jaque la confianza en el amor. Si mi papá deja de querer a mi mamá, ¿será que también lo hará conmigo? La pérdida de la unión de los padres como un frente unido pone al niño en una situación difícil donde sienten dividida su lealtad y lesionada su confianza. En una separación, las mentiras y los reproches continuos hacen que se dude sobre la veracidad de lo que se escucha y vive. Esto le mueve al niño el piso de una manera que a veces es difícil de reparar.

A medida que crecemos necesitamos mensajes claros y consistentes de afecto. Esto tiene que venir acompañado de hechos que respalden este afecto. Un ambiente de confianza y seguridad es aquel donde los hijos no son juzgados constantemente sino por el contrario son escuchados y se practica una disciplina protectora y no persecutoria. El niño sabe entonces que habrá consecuencias negativas cuando hace algo malo o deje de cumplir, pero que habrá algo positivo cuando se esmere y tenga éxitos o logros. 

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